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Las anémonas Mazeli se adelantaron a San Valentín para derrochar su amor.
Fuimos testigos de la liberación masiva de esperma que realizan durante la reproducción sexual
El pasado 26 de enero, durante una inmersión en "os Zenoiros" fuimos testigos privilegiados de un acontecimiento único de esos que el mar te regala de vez en cuando. Para nuestra sorpresa, decenas de ejemplares de anémonas Mazeli estaban elegantemente erguidas sobre sus tallos expulsando esperma para reproducirse.
Habitualmente estos animales se encuentran semienterrados en la arena, esperando que algún pequeño y despistado pez se acerque lo suficiente como para caer atrapado en sus tentáculos. Pero reproducirse no es un acontecimiento cualquiera y estas fantásticas anémonas que tantas veces nos pasan desapercibidas, se vistieron con sus mejores galas para lanzar a la corriente marina todo su amor.

Aparecen Doridicolas agilis a lomos de nudibranquios.
Estos pequeños copépodos, apenas perceptibles, pueden aparecer en nuestras fotos cuando las revisamos.

EN BUSCA DEL DORIDICOLA

EN BUSCA DEL DORIDICOLA

EN BUSCA DEL DORIDICOLA

EN BUSCA DEL DORIDICOLA
Para los amantes de la fotografía submarina, los pequeños y coloridos tesoros, como los nudibranquios, son especialmente valiosos. Pero quien alguna vez se haya adentrado en este mundo, sabe que la búsqueda de lo más diminuto todavía es como una adicción. Muchas veces fotografiamos cosas sin verlas, son tan pequeñas que solamente al llegar a casa y ver en la pantalla del ordenador la foto, apreciamos que allí había algo más con nosotros.
En los ya de por sí pequeños nudibranquios, pueden aparecer unos parásitos apenas perceptibles a simple vista. Os presentamos al Doridicola agilis, un copépodo con un aspecto extraño y entrañable al mismo tiempo, ya que cuando las hembras portan los huevos en dos hileras, adquieren la silueta de un conejo.
Como juego de agudeza visual, que quizás sea interesante repetir con vuestras fotos de nudibranquios, en la pantalla podéis ir pasando diapositivas, todas tienen, al menos, un Doridicola. Para facilitar la labor de búsqueda...si pincháis la imagen, podréis verla más grande.
¿ERES CAPAZ DE ENCONTRARLOS TODOS?
¡Quién te ha visto y quién te ve!
El antes y el después de algunas de nuestras especies más comunes.
Tras la época reproductiva de gran cantidad de especies durante la primavera, el verano es un momento ideal para "capturar" la más tierna infancia de numerosas especies de peces. Su pequeño tamaño y los colores claros y uniformes en estas primeras etapas del desarrollo cumplen a la perfección sus funciones de camuflaje. Habrá que observar con mucho detenimiento sobre esponjas y algas para encontrarlos, pero, con algo de suerte, podremos observar alguna cría dando sus primeros aletazos.
Os presentamos algunas fotografías comparativas de diferentes ejemplares alevines (izquierda) y adultos (derecha) captadas durante el periodo estival.

Parablennius gattorugine

Taurulus bubalis

Parablennius pilicornis

Parablennius gattorugine
Segunda vida.
En el mar todo se reutiliza y lo que fue la concha de un mejillón ahora sirve de escondite para que los lorchiños hagan su puesta.

Nada se desaprovecha en el mar, sus habitantes son expertos en reutilizar todos los recursos que este particular medio les proporciona. Los esqueletos de erizos o los bulbos de laminarias son un buen lugar al que sacar partido, y como no, las conchas vacías . Entre las conchas de las zonas de cascallo se esconden peces, gusanos, cangrejos o moluscos, pero las conchas abandonadas también son un buen lugar para ocultar la puesta de huevos. En los alrededores de la baliza de Cabo de mar nos topamos con una pareja de lorchiños en el interior de una de las muchas conchas de mejillón vacías que allí se acumulan. Después de fijarnos un poco más, nos dimos cuenta de que la hembra estaba pegando los huevos en el interior mientras el macho los fecundaba al tiempo que vigilaba la "entrada" de su diminuto nido de amor.
La dificultad de iluminar este pequeño espacio no nos permite mostrar todo el esplendor del momento, pero os dejamos una pequeña muestra de un hecho tan corriente y excepcional a la vez. Primero se observa a la hembra haciendo la puesta, luego aparece el macho, con su vistosa aleta dorsal, para hacer el resto.
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La cara oculta de los faros
El increíble mundo que esconden las balizas.
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Nuestra ría está salpicada por un puñado de balizas que la señalizan, pero estos indicadores luminosos son mucho más que referentes topográficos. Bajo la superficie del mar se convierten en auténticos arrecifes. Sus torres sumergidas se cubren por completo de mejillones, entre los que anémonas, algas, estrellas, gusanos y pequeños peces establecen su morada.
Los mejillones que se van desprendiendo y sus detritos crean una capa de cascallo que rodea la base del faro (al igual que sucede bajo las bateas), que supone un reclamo para depredadores como los chocos, pulpos, rayas o pintarrojas.
Además, son muchos los bancos de peces que nadan por la zona en busca de alimento, siendo especialmente habituales los sargos y jureles.
Os dejamos un vídeo en el que observar una pequeña muestra de la belleza y biodiversidad de estos mini-ecosistemas.
Las imágenes han sido grabadas en dos de las balizas más frecuentadas por los buceadores, Cabo de Mar y A Borneira.
Sopa fantasma, el plato que alimenta los océanos.
Las inmersiones nocturnas son una oportunidad fantástica para observar parte del plancton, el inmenso caldo invisible que da de comer a toda la cadena trófica marina.
Conocemos como plancton a todos aquellos organismos, ya sean algas (fitoplancton) o animales (zooplancton) que viven suspendidos en la columna de agua. Aunque muchos de estos seres son microscópicos, otros, pese a su pequeño tamaño, pueden verse a simple vista e incluso los hay de gran tamaño, como las medusas.
Sus reducidas dimensiones son la estrategia que emplea la mayoría para no seguir la tendencia natural de irse al fondo. Especialmente en el caso del fitoplancton, ya que necesitan mantenerse cerca de la superficie para poder captar la luz. El zooplancton, en cambio, durante el día huye de la luz solar para pasar desapercibido a sus depredadores (que incluyen desde organismos más grandes del plancton, a peces, moluscos o grandes tiburones y ballenas), y aprovechan la noche para acercarse a las zonas superficiales donde se encuentra el fitoplancton del que se alimentan.
Las inmersiones nocturnas permiten ser testigo de este espectáculo, una vorágine de pequeños seres formando enjambres en los que moverse a gran velocidad. Todo un trasiego nocturno que hemos intentado captar en este vídeo.