CAMPOS DE MAERL
Las algas que querían ser corales
Bajo el difícil nombre de maerl se esconden varias especies de algas rojas calcáreas abundantes en nuestras aguas. A diferencia de la imagen típica, similar a la de las plantas, que tenemos de estas formas de vida, estas algas tienen un aspecto muy diferente: son duras y crean estructuras ramificadas que se parecen más a los corales. Otra peculiaridad de estas algas es que viven libremente en los fondos de arena, sin necesidad de aferrarse a las rocas u otras superficies duras, de manera que sus extensiones forman gruesas alfombras de color rosáceo.
Además de su importancia como especie característica del paisaje submarino gallego, el maerl cumple importantes funciones, como albergar una enorme cantidad de vida asociada o contribuir a frenar la acidificación de los mares.
CAMPOS DE MAERL







Cada alga o rodolito es tallada por la erosión del roce con el fondo que provocan las corrientes, dando lugar a piezas únicas. Su crecimiento es muy lento pero son formas de vida longevas.
Cuando mueren adquieren una tonalidad blanca. Por lo general, en las capas gruesas de maerl, las algas blancas ya muertas se sitúan en la parte inferior, mientras en la capa más superficial están las algas vivas de color rosáceo.
La arena es un tipo de fondo en constante movimiento y cambio, lo que afecta también al maerl. Es bastante habitual encontrarlo formando ripples o zonas de acumulación que son movidas por la corriente y el mar de fondo.
Uno de los valores más importantes de los campos de maerl es su gran cantidad de vida asociada. Son, sobre todo, las pequeñas formas de vida las que encuentran en este hábitat, un lugar ideal para pasar desapercibidos de los depredadores. Un claro ejemplo son los pequeños peces pictos (Pomatoschistus pictus), también muy abundantes en los fondos de arena, que se camuflan a la perfección.
No faltan tampoco los cefalópodos, pulpos y chocos frecuentan a menudo estos paisajes en busca de presas.
También las formas de vida sésil (que viven sujetas al sustrato) son habituales, como las pequeñas anémonas coloniales de la fotografía.
Algunas especies de nudibranquios o babosas de mar también encuentran en los campos de maerl un buen lugar para buscar alimento.
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