JARDINES DE ALGAS
En un país multicolor
Si hay una palabra para definir el aspecto de los fondos poco profundos en la costa gallega esa es algas. Las algas son las reinas de los fondos rocosos desde la zona intermareal hasta, aproximadamente, los 20 metros de profundidad. Crean paisajes de gran belleza pero no menos importantes son sus funciones en el medio marino: sirven de alimento y refugio de diferentes formas de vida, crean oxígeno, captan dióxido de carbono, frenan el impacto del mar sobre la zona costera...
En Galicia contamos con unas 600 especies de algas de diferentes formas, colores y tamaños, por lo que las densas coberturas que crean, especialmente en primavera y verano, originan paisajes llenos de colores y vida que podemos disfrutar tanto a través del buceo como de la práctica del snorkel.
LOS JARDINES DE ALGAS
El verano es la mejor época para disfrutar de estos lugares, ya que alcanzan su esplendor en cuanto a colorido y variedad. Esto se debe a los ciclos y fases vitales de las algas, que varían su apariencia en función de la época del año convirtiéndose así en un signo que refleja el paso de las estaciones bajo el mar.
Estos jardines son un de los lugares que más eligen las porredanas para hacer sus nidos. Estos peces recolectan pequeños trozos de algas y conchas para dar forma a elaborados nidos (muy similares a los que realizan las aves) que camuflan en las zonas de algas.
A pesar de que las algas se dividen en rojas, verdes y pardas, son muchos más los colores que pueden mostrar. Algunas lucen intensos colores azules gracias a sus iridiscencias, como la Chondria coerulescens de la foto. Esta pequeña alga se hace especialmente visible en verano como si fueran pequeños brotes de césped azul sobre las rocas.
También en la costa gallega tenemos presentes algas invasoras. Estas especies alóctonas se expanden con rapidez y convierten las zonas en las que la variedad de algas crea jardines en "monocultivos" donde solo encontramos a la especie invasora. El sargazo japonés o el alga arpón (en la foto) son los ejemplos más claros de estos procesos de pérdida de biodiversidad.
Muchas formas de vida de pequeño tamaño se establecen sobre las algas. Es el caso de los nudibranquios como el de la foto o de diferentes tipos de caracoles de mar.
También son zonas frecuentadas por diferentes tipos de peces, pulpos, centollas... para buscar alimento. Uno de los peces que más habitualmente encontramos paseando por estos jardines es la maragota.
Las coberturas de algas sobre las rocas llegan a ser tan densas, que no es extraño que cuando visitamos estos lugares no se pueda ver ni un centímetro de piedra, solamente la vida que la envuelve.
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