CAMPOS DE CENOIROS
Fondos con mucha pluma
Son un clásico de la costa gallega. Las bateas de cultivo de mejillón salpican las Rías Baixas transformando su paisaje tanto fuera como dentro del agua. Bucear entre estas columnas de mejillones viendo como se filtran los rayos de luz desde la superficie nos hace sentir como si paseásemos en una imponente catedral submarina.
Los mejillones son moluscos bivalvos superfiltradores y obtienen alimento haciendo pasar por su cuerpo hasta 7 litros de agua en una hora. Pero también tienen sus depredadores: gaviotas, sargos, ballestas y estrellas de mar son capaces de romper sus conchas negras para consumirlos.
Bateas
Alfombras bajo las bateas
Estas plataformas flotantes de madera con forma de parrilla están ancladas al fondo por grandes cadenas y muertos. En ellas se sujetan cientos de cuerdas paralelas con semillas de mejillón para que éste engorde y poder recogerlo después.
Las columnas colgantes de mejillones, perfectamente alineadas, dan lugar a un paisaje único bajo el mar. Son como gigantes que se descuelgan unos 12 metros de longitud, lo justo para no tocar el fondo, ya que allí se congregan grandes cantidades de estrellas de mar deseosas de comerse estos bivalvos. Los días de mar de fondo estas columnas pendulean a los lados creando un efecto hipnótico.
Las columnas colgantes de mejillones, perfectamente alineadas, dan lugar a un paisaje único bajo el mar. Son como gigantes que se descuelgan unos 12 metros de longitud, lo justo para no tocar el fondo, ya que allí se congregan grandes cantidades de estrellas de mar deseosas de comerse estos bivalvos. Los días de mar de fondo estas columnas pendulean a los lados creando un efecto hipnótico.
Las columnas colgantes de mejillones, perfectamente alineadas, dan lugar a un paisaje único bajo el mar. Son como gigantes que se descuelgan unos 12 metros de longitud, lo justo para no tocar el fondo, ya que allí se congregan grandes cantidades de estrellas de mar deseosas de comerse estos bivalvos. Los días de mar de fondo estas columnas pendulean a los lados creando un efecto hipnótico.
Las columnas colgantes de mejillones, perfectamente alineadas, dan lugar a un paisaje único bajo el mar. Son como gigantes que se descuelgan unos 12 metros de longitud, lo justo para no tocar el fondo, ya que allí se congregan grandes cantidades de estrellas de mar deseosas de comerse estos bivalvos. Los días de mar de fondo estas columnas pendulean a los lados creando un efecto hipnótico.
Las columnas colgantes de mejillones, perfectamente alineadas, dan lugar a un paisaje único bajo el mar. Son como gigantes que se descuelgan unos 12 metros de longitud, lo justo para no tocar el fondo, ya que allí se congregan grandes cantidades de estrellas de mar deseosas de comerse estos bivalvos. Los días de mar de fondo estas columnas pendulean a los lados creando un efecto hipnótico.
Las columnas colgantes de mejillones, perfectamente alineadas, dan lugar a un paisaje único bajo el mar. Son como gigantes que se descuelgan unos 12 metros de longitud, lo justo para no tocar el fondo, ya que allí se congregan grandes cantidades de estrellas de mar deseosas de comerse estos bivalvos. Los días de mar de fondo estas columnas pendulean a los lados creando un efecto hipnótico.